Sin campo no hay ciudad
Agroexpo: para el citadino lejano al campo fue una oportunidad de sorprenderse del mundo diverso y complejo de la agricultura; para la gente del agro significó avances tecnológicos, contactos y negocios.
Mónica Velásquez
En Colombia, en pocas oportunidades las noticias del agro en los medios nacionales son recurrentes; sin embargo, en las dos últimas semanas los periodistas se dejaron seducir por Agroexpo, la feria que desde 1977 cumple una cita con los capitalinos para traerles una muestra del mundo rural.
El alcance de las noticias generadas en Agroexpo fue exponencial, ojalá millones y no miles de personas las hayan escuchado, visto o leído, y les haya quedado algún conocimiento o reflexión alrededor no sólo de las curiosidades del agro, sino de los complejos desafíos que enfrentan los agricultores de todas las escalas de producción. Sin campo no hay ciudad, es una expresión recurrente para recordar que los alimentos y gran parte de los insumos que facilitan la vida en las urbes vienen del mundo rural. Pero en el día a día, en medio del estrés citadino, el campo parece invisible a pesar de estar presente en cada bocado que nos mantiene vivos.
Con la feria, las noticias que se escucharon en los medios más masivos estuvieron relacionadas con los 22 cultivos que pueden desaparecer si los colombianos no los incorporan en sus dietas, cómo las plagas tienen en riesgo la producción de chontaduro, la deuda que el Estado tiene con el campo y las historias de múltiples emprendimientos de café, panela, cacao y miel.
Quienes visitaron la feria, unas 200 mil personas, se encontraron con una oferta institucional, comercial y científica. Una exposición variopinta que evidencia la complejidad del mundo agro. En medio de ofertas de drones, APPs, servicios financieros, maquinaria, paneles solares, insumos agropecuarios; avances tecnológicos en semillas, en control químico y biológico, y en análisis de suelos, los visitantes pudieron degustar de una nutrida oferta gastronómica campesina y pudieron apreciar más de 1700 animales.
A pesar de que lo que más llama la atención son los animales de exposición, fue destacable el esfuerzo por mostrar la ciencia y la tecnología que se utiliza en los cultivos y en la crianza de animales. Jóvenes entusiastas compartieron con el público las investigaciones sobre suelos, cultivos in vitro, semillas nativas, semillas mejoradas, nutrientes para el suelo, etc.
También se destaca la muestra de más de 100 productores agrícolas, que llegaron con sus certificaciones en Buenas Prácticas Agrícolas, que evidencian que están al día con las demandas de los consumidores de hoy, que exigen protección al ambiente y alimentos sanos o inocuos.
Más allá de las curiosidades y de la imponente belleza de los animales expuestos, es deseable que la feria haya dejado en sus visitantes el mensaje de la ciencia y la tecnología en el campo; que existen herramientas para reemplazar el azadón y facilitar el trabajo del agricultor. No solo se trata de llevar el campo a la ciudad, sino que este tipo de encuentros contribuya a que los citadinos reconozcan la conveniencia del uso de tecnología en el campo y no le nieguen a los campesinos, ni rechacen a los medianos y grandes agricultores, la posibilidad de usar APPs, drones, semillas mejoradas, y en general, toda la ciencia y tecnología para disminuir la huella ambiental de la agricultura, ofrecer alimentos suficientes y sanos, abrir oportunidades para los jóvenes y generar un desarrollo rural incluyente.
Bogotá, Julio 22 de 2019