El suelo también es un recurso natural
La vida en el planeta depende de los recursos naturales y es vital desarrollar una conciencia ambiental en torno al cuidado de los ecosistemas. Se nos ha educado en la importancia de conservar el agua, los bosques, el aire y demás recursos, pero poco se nos ha formado en la necesidad de preservar el suelo.
El vivir en la ciudad y estar rodeados de miles de baldosas de concreto no nos permite reconocer el suelo como un recurso natural. En escasas oportunidades se es consciente de éste, solo cuando cae la lluvia y el olor de tierra mojada empieza a pulular por el aire, despertando una fragancia natural que agrada a más de un individuo.
Sin embargo, hasta ahí llega nuestro conocimiento sobre el suelo. Incluso cuando visitamos el campo, no se nos ocurre pensar en los procesos dependientes de este recurso natural no renovable, que se compone de materiales inorgánicos, orgánicos, aire y agua. Por eso te contamos sobre algunas de sus funciones vitales:
Funciones del suelo:
• Transforma la materia inerte y en descomposición, así como los minerales, en nutrientes para las plantas y cultivos, ayudando a reparar la calidad del aire, a través del crecimiento de éstas.
• Mitiga el cambio climático a través de los nutrientes y el agua que aporta a las raíces de las plantas – clave en el aumento o estabilidad del ciclo de carbono, del agua y el clima – lo cual mejora la resiliencia ante inundaciones y sequías.
• Sostiene la biodiversidad del planeta y alberga una cuarta parte de la misma, gracias a la variedad de suelos existentes.
• Apoya la producción de alimentos, fibras, combustibles, productos medicinales y más materias primas usadas en diferentes industrias.
• Conserva la seguridad alimentaria y hace posible pensar en un futuro sostenible con mejoras en la producción y calidad de los cultivos, siempre y cuando se mantenga sano.
Seguridad alimentaria y nutrición desde los suelos
El 50% del suelo son desiertos, tierras polares o montañas, donde la temperatura es demasiado alta o demasiado baja y la altura es excesiva para la agricultura. El 40% que le sigue, es un suelo demasiado rocoso, empinado, pobre y húmedo para sustentar la producción de alimentos.
Así que la única tierra fértil y rica en nutrientes, se concentra al menos en el 3% del suelo del planeta. Pero solo de ese porcentaje, se dedica al cultivo de tierras un 37%, el cual es el responsable de producir el 95% de los alimentos que consume la población mundial. Te puede interesar:Los cultivos más importantes del mundo.
Sin embargo, el 25% del suelo mundial está degradado, lo cual es preocupante si tenemos en cuenta que tan solo 1 cm de suelo puede tardar entre 100 a 1000 años en formarse, poniendo en riesgo el futuro de las próximas generaciones. Por ello, investigadores y agricultores le han apostado a diferentes métodos y a nuevas tecnologías que ayuden a disminuir el impacto ambiental en los suelos con el fin de conservar este recurso natural.
Las buenas prácticas agrícolas, como el uso responsable de insumos y maquinaria, juegan un rol importante en el cuidado del suelo. Adicionalmente, es esencial dejar atrás la quema de tierra; una práctica cultural que aún persiste en algunas regiones, y crea efectos negativos para el ambiente. Te puede interesar: Tecnología, innovación y desarrollo en el campo
El cuidado de los suelos depende de los agricultores, especialmente en Latinoamérica, donde según la FAO, existen las reservas de tierra cultivable más grandes del mundo. Un ejemplo a seguir es Uruguay y su política de “Manejo y Preservación de suelos”. Esta consiste en exigir un plan de uso y de manejo del suelo a los agricultores, en donde demuestren buenas prácticas de manejo, rotación de cultivos, y erosión estimada del terreno, entre otras, antes de otorgar un permiso para cultivar.
Tú también eres responsable del cuidado de los suelos
Pese a que se cree que el suelo agrícola solo está en zonas rurales, y que es responsabilidad de los agricultores conservar su funcionalidad en pro de la sociedad y el medio ambiente, es necesario reconocer responsabilidades compartidas entre el campo y la ciudad. Así que es hora de que cada uno nos pongamos la capa verde y dejemos nuestra huella para proteger nuestro más valioso hogar, la tierra. Te puede interesar:Una innovación rica en sostenibilidad